Crítica La niña que moría a cada rato

por Carlos Diviesti

Debido a esta necesidad de terminar de escribir la obra fui mucho menos al teatro. Muchísimo menos. Y las dos piezas de las que me gustaría hablar hoy ya no están en cartelera. Las vi hace unas cuantas semanas junto a otros espectáculos y quedaron reverberando en mi memoria. Las dos hablan de la muerte, una en forma alegórica y la otra desde lo absurdo, pero en ambos casos no hay lobreguez posible porque las dos hablan de la muerte desde la belleza o la poesía.

LA NIÑA QUE MORÍA A CADA RATO es un muy buen ejemplo de análisis figurado de la realidad latinoamericana. Su historia, la de una muchacha que muere y resucita con la misma facilidad con la que duerme y respira, simboliza una serie de temáticas que van de las leyendas populares a la desaparición forzada de personas pero sin apartarse del relato que narra. Ambientada en el campo de alguno de nuestros países y en un tiempo indefinido pero que es el pasado, no importa tanto si reciente o remoto, esta muchacha milagrosa, blanca y descalza, aguarda que el jaguar (el hombre que no perdió su animalidad, pero que necesita del hombre) la devore finalmente para encarnar su destino de mito. Este texto de José Luis Arce (Primer Premio de Dramaturgia 2003, Fondo Nacional de las Artes) encuentra en la puesta de Joaquín Gómez una exacta medida de belleza acorde a la rusticidad del enigma propuesto, una puesta donde domina el claroscuro y donde cada imagen recuerda las estampas de un libro de fábulas. Es un halago: a nuestra generación le gustaba sumergirse en los libros de las generaciones anteriores, y LA NIÑA QUE MORÍA A CADA RATO tiene ese reverbero a papel viejo que renace en cada nueva lectura.

LA NIÑA QUE MORÍA A CADA RATO, de José Luis Arce. Dirigida por Joaquín Gómez. Asistencia y Producción General: Miguel A. Borrás. Diseño y Realización de Escenografía: Gisela Ranieri. Diseño y Realización de Vestuario: Paola Grimonti. Música Original: Demi Carabajal, Martina Ulrich, Martín Ulrich. Intérpretes: Yanina Soirejman, Silvia Lucero, Alberto Silva, Eduardo Manelli, Bárbara Coss, Juan Tupac Soler, Patricia Russo, Fabiana Páez. Teatro IFT.




Crítica publicada por Carlos Diviesti para BLOG DE LA ESQUINA PELIGROSA, EL 13 DE DICIEMBRE DE 2009
http://blogesquinapeligrosa.blogspot.com.ar/2009/






CRÍTICA DE ROBERTO ALLOCCO GARIN

LA NIÑA QUE MORÍA A CADA RATO
UNA MIRADA DIFERENTE SOBRE LO OCURRIDO EN OTRA PARTE (una puesta  en escena de Joaquín Gómez).

Roberto Allocco Garín - UNR (Universidad Nacional de Rosario)

En el 2008 el público porteño tuvo la oportunidad d ver la puesta en escena de ¨La niña que moría a cada rato¨, de José Luis Arce, con la dirección general y puesta en escena de Joaquín Gómez. En aquella oportunidad hubo críticas elogiosas que centraron su atención en el texto teatral (1er Premio de Dramaturgia 2003, Fondo Nacional de las Artes) y en la poesía que envolvía a sus personajes. Muy poco se dijo de la realización en sí. Quizá en ese momento, no merecía mayores comentarios.

Pero en noviembre de 2009, Gómez volvió con la reposición de la misma obra con un ciclo breve que tuvo lugar en el Teatro I.F.T, pudiendo verificarse el reemplazo de algunos actores.

La utilización de un espacio experimental -lejano a las comodidades de una sala teatral convencional y todos los artificios conducentes al propósito ilusorio-, su ingreso al mismo por ese lugar que minutos más tarde habría de convertirse en el ¨espacio de veda¨ propicio a la celebración del rito, la exhibición franca de los elementos compnentes de la escenografía -escasa y pobrísima- y la muy limitada apoyatura de luz y sonido sirvieron, en este nuevo ciclo, para crear un clima de curiosidad y hasta de complicidad ante el fenómeno que estábamos a punto de presenciar, según reza el título.

Silvia Lucero, como La Madre - Yanina Soirejman, como La Niña
El texto, desde los primeros parlamentos, apareció envuelto en una poesía muy particular que favoreció al distanciamiento, a la pérdida de esa inmediatez que quizá resulte propio del ¨aquí y ahora¨ teatral.

Ocurrió que no estábamos ante un texto eminentemente teatral, sino ante un diálogo poético para varias voces en el que los personajes se bosquejaban con mayor o menor compromiso, con siluetas más o menos definidas, pero en donde el hecho teatral estaba ausente. La primera persona -desde cada personaje- fue utilizada apenas como un recurso insalvable.

No sólo todo aconteció fuera de escena, sino que el ¨fuera de escena¨ se constituyo como otro espacio cuya dimensión admitía que ¨allá -y sólo allá- sí ocurrían cosas¨, que luego fueron traídas a escena a través de la narración de los personajes, cuando los acontecimientos ya habían sido consumados. Un desarrollo poético dentro del espacio dramático de lo acontecido dramáticamente en otro espacio cuya condición poética desconocemos.

Imposible ubicar la acción en un lugar y en un tiempo. una mitología pareció servir de introducción, pero el vuelo incierto se detuvo y fue atravesada por otra irrealidad fantástica con apariencia más terrenal dada la simpleza de los personajes, pero mucho más difícil de asir ante la levedad de la consigna. La única certeza pareció estar en el temor que -ante lo inexplicable de lo inesperado- suele resentir cualquier espacio de poder.

Teresa Gatto, en su excelente análisis sobre este texto dramático, nos comenta: ¨¿Cómo teatralizar ?

¨ ¿Cómo teatralizar la nada? La existencia de la niña que moría a cada rato no resiste explicación; la religión tampoco puede explicar el prodigio. Vencido el escepticismo del cura del pueblo que no cree que el llano pueda dar ningún milagro, esa molestia que es la niña bañada en luz se traslada a los otros, que encarnan el segundo núcleo dramático. Son los que tienen poder, los que no pueden soportar que la niña vaya y vuelva del reino de los muertos. Aquellos para quienes la muerte es literal, aquellos que no se permiten pensar que si fuéramos plenamente concientes de cada miseria que atravesamos, moriríamos a cada rato.
Sucumbiríamos sin cesar, una y otra vez. De desamor, de desazón, de impiedad, de zozobra o desesperanza.¨ (GATTO, Teresa/telón de fondo № 8, año 4, diciembre de 2008)


¨¿Cómo teatralizar la nada?¨, se pregunta Teresa Gatto.
¨¿Cómo representar lo irrepresentable? agrego, desde una estricta mirada de puestista.
¨La niña que moría a cada rato¨ -como drama- no se sostiene sino desde lo discursivo, como una bella fábula en la que pueden confluir una serie de recursos propios de la literatura fantástica, pero en la que no habremos de hallar la teatralidad misma, el enfrentamiento de voluntades y la acción modificadora propios de la dramatización. Las prescripciones didascálicas resultan mínimas e insuficientes o meramente ilustrativas.

Ante un texto sugerente, rico y bien escrito se requirió la recreación por parte de un director cuya mirada -no menos poética- pudiera llegar a representar lo que la obra originalmente ocultaba. Probablemente Joaquín Gómez haya tenido que sacrificar parte del vuelo poético de la pieza para cumplir, acabadamente en mi opinión, con la inmediatez requerida como espectáculo. Fue necesario crear toda una dramaturgia, con un ritmo y una atmósfera propios de un realismo distanciado de la realidad y con una cotidianeidad próxima a lo simbólico. Así se pudo representar este trabajo difícil desde su concepción hasta su muestra. También Prometeo debió sacrificar parte de lo oculto al darnos la posesión y el dominio del fuego.

Bárbara Coss - Y. Soirejman
En esta versión, con un nivel de actuación poco homogénea (que quizá se debiera a los reemplazos de los actores originales, -y que habrá sido advertida, seguramente, por la  mirada del director-), cabe destacar la participación de Silvia Lucero, Juan Tupac Soler y Bárbara Coss.

La sencillez escénica, la administración rigurosamente contenida de los lenguajes actorales y la revalorización del texto de Arce fueron aciertos de dirección encontrados al cabo de todo un proceso de búsqueda de una poética que se mantuvo vigente y que funciona al desarrollo del trabajo.

¨La Niña que moría a cada rato¨ es, sin duda, un texto disparador a través del cual se pueden abordar diversas interpretaciones y crear dramaturgias diferentes. Lo que logró Joaquín Gómez, en su última versión, no fue un producto menor.


Yanina Soirejman - Eduardo Manelli


















FICHA TÉCNICA de LA NIÑA QUE MORÍA A CADA RATO de José Luis Arce 

Yanina Soirejman, como La Niña
Silvia Lucero, como la madre
Alberto Silva, como el padre
Eduardo Manelli, como el cura
Bárbara Coss, como Lila
Juan Tupac Soler, como Yaco
Patricia Russo, como la Mujer 1
Fabiana Páez, como la mujer 2

Música original: Demi Carabajal/ Martina Ulrich/ Martín Ulrich
Escenografía: Gisela Ranieri
Vestuario: Paola Girimonti
Fotografía: Leonardo Límpido
Producción: Miguel Ángel Borrás


Dirección y Puesta en Escena: JOAQUÍN GÓMEZ


SALA TEATRO IFT
Boulogne Sur Mer 549 - CAPITAL FEDERAL

PROXIMO ESTRENO
SABADO 31 DE OCTUBRE de 2009.


Este espectáculo cuenta con el apoyo de Proteatro.

ELENCO 2009

Yanina Soirejman, como La Niña
Silvia Lucero, como La Madre
Alberto Silva, como El Padre
Eduardo Manelli, como El Cura
Bárbara Coss, como La Hija
Juan Tupac Soler, como El Hijo
Patricia Russo, como La Mujer 1
Fabiana Páez como La Mujer 2

Asistencia y producción general:
Miguel Ángel Borrás

Música original:
Demi Carabajal / Martina Ulrich

Diseño y realización de escenografía:
Gisela Ranieri

Diseño y realización de vestuario:
Paola Girimonti

Fotografía:
Leonardo Límpido

Diseño gráfico:
Eduardo Grilli

Agradecimientos:
José Luis Arce - Kado Kostzer – Demi Carabajal – Martina Ulrich - Claudia Cárpena – Leonardo Límpido - Corina Fiorillo – Anita Ricciardi y a todos aquellos que nos brindaron su amor acompañándonos en este camino.


ELENCO 2008

Luciana Ulrich, como La Niña
Mariela Marconi, como La Madre
Ruly Defrancesco, como El Padre
Marcelo Fiorentino, como El Cura
Andrea Giglio, como La Hija
Pablo Límpido, como El Hijo
Yanina Sirejman, como La Mujer 1
Fabiana Páez como La Mujer 2

Asistencia y producción general:
Miguel Ángel Borrás

Música original:
Demi Carabajal / Martina Ulrich

Diseño y realización de escenografía:
Gisela Ranieri

Diseño y realización de vestuario:
Paola Girimonti

Fotografía:
Leonardo Límpido

Diseño gráfico:
Eduardo Grilli

Agradecimientos:
José Luis Arce - Kado Kostzer – Demi Carabajal – Martina Ulrich - Claudia Cárpena – Leonardo Límpido - Corina Fiorillo – Anita Ricciardi y a todos aquellos que nos brindaron su amor acompañándonos en este camino.
CRITICAS







La niña que moría a cada rato
de José Luis Arce, una puesta de Joaquín Gómez.
Teresa Gatto (Universidad de Buenos Aires)

Y el jaguar les comerá el corazón
(José Luis Arce, La niña que moría a cada rato. El prólogo de la obra juega de manera intertextual con el relato antropológico “Tortuga persigue a Tortuga” de Marx Münzel, compilado por Augusto Roa Bastos en “Culturas condenadas”, Siglo XXI, México, 1978.)

Cuentan los críticos que una vez publicadas en París las primeras leyendas de Miguel Ángel Asturias, Paul Valéry le recomendó que regresara rápidamente a América o, de lo contrario, se vería influido por el tenaz racionalismo europeo. Las leyendas y los relatos antropológicos problematizan la diferencia entre lo legible y lo escribible. Su literalidad es abrumadora y su interpretación puede desolar.
La niña que moría a cada rato (2008) de José Luis Arce, ya desde su prólogo mismo, deja planteado un tema recurrente: la barbarie del llano en América. Una multitud de voces anuncian en la oscuridad que el jaguar regresará y les comerá el corazón, porque el jaguar no es otra cosa que hombre devenido animal. Es un esse que es fieri. Un hombre-animal que ya no quiere estar solo. Lo inefable de las leyendas encuentra en América un territorio muy productivo. Bosque, escarpaderas, senderos, río y vertientes son las palabras con las que los personajes dan cuenta del espacio exterior; allí, fuera del abrigo de la choza en la que vive la familia, todo es peligro y todo puede ser barbarie.
Pronto queda planteado uno de los núcleos dramáticos: ¿cómo se vive con alguien que se muere una y otra vez? Padre y madre, sustancia germinal de la familia, representan el desasosiego de la pérdida que no cesa. Todos morimos alguna vez, pero la niña que los peregrinos le dejaron a la mujer del hueco en el vientre, lo hace todo el tiempo. ¿Será un milagro? ¿Será un castigo que consiste en repetir la muerte provocando el hoyo eterno en el seno de la madre? La poesía del texto se vuelve pura representación.

Rápidamente, se revela que la angustia abarca a todos los integrantes de la familia; los hermanos no escapan a la tragedia de ver la muerte en el rostro de la niña una y otra vez. ¿Y si esta vez no despertara? Y si despierta ¿cuánto tiempo estarán sus ojos abiertos? ¿Cuánto demorará en irse a ese lugar donde el tiempo se pliega en torno de la muerte? Vivir con ella importa el reto cotidiano de soportar el desvelo, de dejar de respirar para oír si la niña se ha dormido o está muerta. Vivir sin ella…No, la familia ya no sabe vivir sin ella.






La nada no existe¿Cómo teatralizar la nada? La existencia de la niña que moría a cada rato no resiste explicación; la religión tampoco puede explicar el prodigio. Vencido el escepticismo del cura del pueblo que no cree que el llano pueda da ningún milagro, esa molestia que es la niña bañada en luz se traslada a los otros, que encarnan el segundo núcleo dramático. Son los que tienen poder, los que no pueden soportar que la niña vaya y vuelva del reino de los muertos. Aquellos para quienes la muerte es literal, aquellos que no se permiten pensar que si fuéramos plenamente concientes de cada miseria que atravesamos, moriríamos a cada rato. Sucumbiríamos sin cesar, una y otra vez. De desamor, de desazón, de impiedad, de zozobra o desesperanza. Los miedos de la madre se revelan auténticos, fundados. La niña acusada de portento o de bruja, pase o no la prueba del agua bendita, será quemada. Como los impíos, como los hechiceros, como los mártires de la inquisición, como tantos otros que mueren en nombre de Dios.

















Publicado por: Teresa Gatto





CRITICAS

La Niña que moría a cada rato
de J. L. Arce y dirección de Joaquín Gómez


Mariela Marconi, como La madre
Una historia muy profunda, me gustan las obras que toman temas como de leyendas. En este caso, José Luis Arce nos introduce en una historia que bien podría ser una clásico griego al abordar temáticas tan vastas y profundas, todas unidas en una historia que bien podría corresponder a un mito existente, aunque no es así. Va tejiendo la historia desde los personajes que van viviendo su drama personal, social, con las injusticias sociales y con las vivencias sobre la vida y la muerte. Misterios que son abordados desde la poesía del personaje llano, sencillo. No había ni leído ni visto ninguna obra de este gran autor cordobés (denuncio mi desinformación) y realmente podría ser que estemos ante un gran dramaturgo.En la puesta de Joaquín Gómez, vemos un intento genuino de pararse frente a ese texto y afrontar la escena con la altura que merece. Muchas son las escenas que uno puede sacar fotos de una puesta que podría haber estado en una sala inmensa para un cuantioso público.Del elenco lo único que puedo decir son elogios y halagos, muy parejos todos y diestros en la escena, pero me quedé particularmente conmovido por el trabajo de Mariela Marconi, como La Madre, que dejó notar gran destreza en la escena.

Elio Kohaj



Una poesía en el espacio común.
El espacio-tiempo de una historia perdida en los meandros de un origen
donde ya el hombre era verdugo del hombre,
pero donde el azufre del misterio aún podía cambiar las energías de las almas.
Una familia acosada por un destino de calidad incierta,
al ser los inexplicables depositarios de “La niña que moría a cada rato”,
arcano indescifrable en medio de la agreste geografía de una tierra brutal.


José Luis Arce
JOSÉ LUIS ARCE – SÍNTESIS CURRICULAR.

Autor.-
Actor, dramaturgo, docente, director.
Fundador del TIC, Teatro Independiente de Córdoba, al que dirige durante veinte años.
Ha ganado numerosos premios y reconocimientos a su trayectoria, entre los que se destacan los Trinidad Guevara, Premio Fondo Nacional de las Artes a la mejor obra y el Premio Born 2004 de España.
Ha dirigido obras de distintos autores (Genet, Brecht, Pavlovsky), pero se ha dedicado a profundizar la búsqueda una escritura propia, que lo ha llevado a estrenar más de veinte títulos de su autoría.
Parte de su obra fue publicada por la Editorial Colihue, Primer Acto de España, Editorial Arola (España), Leviatán y otros.
Ha publicado la novela “El evangelio de María” y su obra “Jeremías” aparecerá próximamente en la antología de teatro cordobés publicada por Argentores. Dicha obra fue homenajeada en el Ciclo Teatro por la Identidad como el primer texto teatral en plantear el caso de los niños apropiados por la dictadura.
La Revista Artez de España, especializada en teatro, publicará próximamente su libro de teoría teatral “La máquina border”.
Ha sido becario del Ministerio de Educación de la Nación, de la Cancillería Argentina, del Ateneo de Caracas, del Fondo nacional de las Artes.
Es miembro de la mesa de redacción de la revista teatral “El apuntador”, que se publica en Córdoba.
Coordina los Foros de Dirección de los Festivales Internacionales del MERCOSUR de Córdoba.
Es miembro del IUNA.

JOAQUIN GOMEZ - C.V
Actor, autor y director teatral.

Formación:
Dramaturgia con Agustina Gatto (2009-2008) Principales teorías y prácticas teatrales del siglo XX / Magaly Muguercia (Cuba) C.E.LC.I.T (2006). ¿Qué es el teatro? Magaly Muguercia (Cuba) C.E.LC.I.T (2006). Taller anual de creatividad actoral, con el director Carlos Ianni C.E.L.C.I.T (2006). Seminario intensivo de teatro (El actor como creador y la creación como entrenamiento), dictado por la directora y dramaturga Mariela Asencio en el Espacio Ecléctico (mar-abril 2006). Dramaturgia con el autor Ricardo Monti (2005). Taller de creatividad actoral, con el director Carlos Ianni – C.E.L.C.I.T (febrero-marzo 2005). Entrenamiento actoral con el director Omar Pacheco (1998). Seminario de guión cinematográfico, organizado por S.I.C.A y dictado por Marx Axelrod, prof. de la Univ. de Chapman L.A (agosto 98). Formación del Actor, E.M.AD, con los profesores Roberto Castro y Marta Serrano (1995/97). Seminario de dramaturgia “Pablo Palant” Argentores (1993/94): (Guión teatral e introducción al lenguaje cinematográfico dictado por el profesor Armando Capalbo -1993- Guión cinematográfico dictado por el director José Martínez Suárez , 1994). Técnicas de teatro-imagen a cargo del director Javier Margulis (1993). Formación actoral con el director Rodolfo Graziano (1989-92)

Antecedentes profesionales como actor y director: “Tríptico, o la desolación de Rafael”, texto y dirección Joaquín Gómez con el grupo Bombín Teatro. Sala Caldero de Cobre, Madrid 2011 (Obra finalista en el Certámen Muestra de Teatro UGT Madrid, 2012). “La niña que moría a cada rato” de José Luis Arce – Dirección Joaquín Gómez – Teatro I.F.T. Temporada 2009. “La niña que moría a cada rato” de José Luis Arce – Dirección Joaquín Gómez – Teatro La Máscara. Temporada 2008. “Juego de damas crueles” de Alejandro Tantanián – Dirección Sergio Kohan. – Personaje Enrique (el verde) – Centro Cultural Fray Mocho. Temporada 2007. “Tríptico o la desolación de Rafael” texto y dirección Joaquín Gómez – Personaje Rafael 2 - EL FINO espacio escénico .Temporada 2005. “Savonarola” de Agustín Pérez Pardella. Personaje Fray Enrique. “La víspera del alma” (Masada) de Agustín Pérez Pardella. Personaje El representante de los diez. Sociedad Argentina de Escritores (SADE) Homenaje a Agustín Pérez Pardella – Ciclo de teatro semimontado. Dirección Fanny Dimant / Daniel Pérez Guerrero Octubre 2004 – Sala Leopoldo Marechal. “El jardín de los cerezos”, de Antón Chéjov. Dirección Rodolfo Graziano – Personaje Petia -Teatro Casa Azul – Temporada 2004. “El Origen”, texto y dirección Joaquín Gómez – Korinthio Teatro – Personaje El director y el Doctor. Reposición. Año 2003. Obra incluida en la programación de los encuentros artísticos organizados por el grupo Mirall y el Casal de Catalunya de Buenos Aires, diciembre de 2003. “Macbeth”, de William Shakespeare dirección Alex Benn – Teatro Gargantua – Personaje Mentieth. Año 2003. “El Origen”, dirección Joaquín Gómez -Teatro Fray Mocho. Personajes: el director y Doctor (commedia dell arte) Año 2002. 2001 - “El Origen”, fue seleccionada por El Club de Autores en el marco del VI Ciclo de Teatro Montado y Semimontado 2001 Teatro Picadilly.
Estrenada por el grupo Cunill - Caban en el Teatro “El Ombligo de la luna”, Buenos Aires – Argentina, año 2001.
Distinguida y recomendada como complemento de la actividad académica de las Segundas Jornadas Nacionales El Cine y las Artes Audiovisuales: enfoque analíticos y transdisciplinarios, organizadas por el programa EINCITED del Instituto de Artes del Espectáculo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires nov/dic 2001.
“El Origen” ha obtenido el premio “Olimpo” en el rubro Musicalización correspondiente al Certamen “Artísticas 2002/03”, 5tas. Olimpíadas Artísticas, organizadas por el Teatro Colonial. En el mismo certamen una de las actrices del elenco –Lorena Hourquebie- fue nominada como mejor actriz de reparto.

Como autor: Sueños en el espejo, Tríptico o la desolación de Rafael, estrenada por el grupo Cunill Caban en el año 2005 en el teatro Espacio El Fino. El resurgimiento de los sueños. El origen, estrenada por el grupo Cunill Caban en el año 2001, haciendo funciones en el teatro El Ombligo de la luna, Centro cultural Fray Mocho y Casal de Catalunya.

Como profesor de teatro, actualmente desarrolla su actividad docente en el Espacio Ronda de Madrid. Desde el año 2005 hasta diciembre de 2009 dicta clases de actuación en su estudio particular, y en el espacio Travesía teatro, de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.-


Web: http://www.portaldedramaturgos.com.ar/joaquingomez
         http://joaquingomez.jimdo.com/
         http://bombinteatro.jimdo.com/