Una poesía en el espacio común.
El espacio-tiempo de una historia perdida en los meandros de un origen
donde ya el hombre era verdugo del hombre,
pero donde el azufre del misterio aún podía cambiar las energías de las almas.
Una familia acosada por un destino de calidad incierta,
al ser los inexplicables depositarios de “La niña que moría a cada rato”,
arcano indescifrable en medio de la agreste geografía de una tierra brutal.


José Luis Arce

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